No quería dejar pasar este día sin hacer un minúsculo apunte sobre algo que me ha llamado bastante la atención. Sólo han pasado seis días desde que empezó el año y en esos seis días me han llamado tres amigos, que no se conocen entre sí, para contarme sus problemas. Quien me conozca un poquito sabrá que eso es algo normal en mí y que no me importa, en absoluto, ayudar a la gente que quiero. Hasta ahí es algo normal que no tiene la menor trascendencia. Lo que realmente me impactó, fue que los tres acabaran la conversación con la misma frase: "gracias por escuchar". ¿Tan mal estamos que ya ni siquiera somos capaces de escuchar a los demás? Da mucho que pensar...
Puede deberse también a cierto egoísmo de parte del que habla. A veces pienso, cuando me ha pasado a mí, si no serán precisamente esas personas que confiesan sus problemas las que no saben escuchar. "Porque yo -me digo- no hice nada más que escuchar, incluso simular que escuchaba, o sea, escuchar sin meterme realmente en el problema que escuchaba. Y si esa nada que he dado yo ha significado tanto para la otra persona, se debe a que la otra persona lo que quería era hablar, sin ser escuchada". Y es por eso que les cuesta tanto superar sus problemas.
ResponderEliminarUn abrazo
Benditos sean quienes aún se interesan e invierten algo del "preciado tiempo" en permitir que otro se sienta visto, oido, individualizado.
ResponderEliminarLinda Tú.
Besos
Si.
ResponderEliminarTan mal estamos.
O peor aún.
Besos.
A veces es más complicado hablar y soltar todo lo que llevamos dentro que escuchar, a veces es más complicado saber cual es la persona que debe escucharnos que el escuchar, pero sí, tienes razón, cada vez cuesta más encontrar alguien que sepa escuchar.
ResponderEliminarsuele pasarme lo mismo, me llaman mis amigos para que les sostenga...eso lo llamo mar de levas, escuchar es la especia melange de estos días...¿fue siempre así?
ResponderEliminarbesos volados