domingo, 17 de enero de 2010

Por qué más es menos. La tiranía de la abundancia


Hoy pillé por casualidad "Redes" en la televisión y me pareció bastante curioso lo que estaban comentando. Punset entrevistaba a un psicólogo americano (Barry Schwartz) que en su libro defendía que la felicidad o infelicidad del ser humano, en parte, depende de sí mismo.

Estamos rodeados de opciones y todos tenemos la libertad de elegir. Si quiero algo voy y me lo compro, si me gusta alguien intento estar con esa persona, y así con todo lo demás. Todos necesitamos sentirnos autores de nuestra propia vida. Y ahora viene lo complicado. Las personas que tengan un nivel de exigencia muy alto, aquellos que quieran lo mejor (la mejor casa, el mejor coche, la mejor pareja) serán más infelices que los que se conformen con algo suficientemente bueno, aunque no sea lo mejor.

Los que quieren lo mejor también necesitan conocer un mayor número de opciones hasta quedarse con la que les parezca más adecuada. Así que se pasan la vida buscando y buscando, sin llegar a elegir jamás porque nunca se deciden o cuando, por fin, lo hacen se sienten mal por creer que su elección fue errónea. Esto es bastante lógico porque ¿cómo se puede estar seguro de que lo que elegimos es lo mejor que existe? Sin embargo, las personas que se enfrenten a la vida buscando algo bueno, aunque no sea lo mejor, van a encontrarlo mucho más rápido y van a ser muy felices con su elección. Cumple nuestras expectativas y somos felices por el mero hecho de haberlo encontrado, aún sabiendo que puede haber cosas mejores, pero ¿qué más da? En mi opinión, esto no tiene nada que ver con ser conformista, creo que más bien es ser realista y práctico.

Y otra cosita que me llamó la atención fue que a la hora de arrepentirnos hay que diferenciar si el arrepentimiento es a corto o a largo plazo. Si es a corto plazo, las personas nos solemos arrepentir de cosas que hemos hecho, pero que no han dado los frutos que queríamos. A largo plazo, siempre nos arrepentimos de cosas que pudimos haber hecho, pero que jamás hicimos.

Y nada más. Me gustó lo que dijo y quería compartirlo. Deberíamos empezar a vivir sin tantas preocupaciones, a "meter la pata" si hace falta, que ya tendremos tiempo de arrepentirnos. Así, dentro de diez o veinte años, cuando miremos hacia atrás no nos quedará la amargura de saber que no hicimos nada, porque entonces sí que será demasiado tarde y ya no habrá forma de remediarlo.

4 comentarios:

  1. Muy interesante y además parece razonable.
    Lo único que me hace dudar es si esa capacidad de conformarse puede ser un ejercicio de voluntad o es un obstáculo infranqueable para determinadas formas de ser o de pensar.

    Besos.

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  2. Confieso que nunca he sido realista y de práctico tengo muy poco.... sin embargo jamás he dejado de "meter la pata"

    Y en eso han pasado los años... buscando lo mejor.... y no porque sea inconformista, sino que porque así me lo enseñaron...

    Desde el otro lado del muro....

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  3. Ojalá pueda equivocarme lo suficiente para disfrutar los aciertos.

    El conformismo puede ser inercia ante los sueños, lo que no es lo mismo que valorar las cosas simples, imperfectas por esencia, bellas por naturaleza.

    Mientras tanto me conformo con leerte y saber que estás...

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  4. Hola.

    Una vez pasé de tenerlo todo, y estar inquieto, a no tener ni donde caerme muerto, y ser más feliz que nunca.

    Viva el conformismo (pero no descartemos las ambiciones en lo espiritual).

    Disfruto tus reflexiones. Gracias por escuchar.

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