miércoles, 20 de enero de 2010

Yo también nací en el 63

Yo también nací en el 63
y desde allí llegué hasta hoy aquí,
yo también pasé por el "Yesterday"
y es así, que hoy canto por lo que oí,
y aunque fui rural, sin libros,
el Che me erizó la piel,
y aunque no entendí, los partes
me hablaron del Watergate.

Yo también sentí que mi despertar
era igual que aquellos días de bozal,
yo también soñé, casi sin saber,
al cantar los versos del "Ach Guañac"
y aunque nunca tuve flores
un hippie se me acercó,
y aunque tarde tuve amores
el sexo me fue temor.

Qué te puedo decir que tú no hayas vivido,
qué te puedo contar que tú no hayas soñado.

Yo también amé todo de una vez
en la piel de quien me enseñó a besar,
yo también quedé sin probar la miel
que esperé en la hora del general,
y aunque el sueño fue mi canto
el tiempo me hizo cambiar,
ya no hay buenos, ya no hay malos,
habrá que ver más allá.

Qué te puedo decir que tú no hayas vivido,
qué te puedo contar que tú no hayas soñado.

Yo también, no quiero volverme sal,
lo que fue que sirva para crecer,
yo también, no quiero mirar atrás
si no es trabajo para crecer.
Con la moda no hallo el modo,
me lanza de aquí pa'llá,
es por eso que ando solo
atento al que quiera andar.

Qué te puedo decir que tú no hayas vivido,
qué te puedo contar que tú no hayas soñado.

Qué te puedo decir que tú no hayas vivido,
qué te puedo contar que tú no hayas soñado.

Qué te puedo decir...

domingo, 17 de enero de 2010

Por qué más es menos. La tiranía de la abundancia


Hoy pillé por casualidad "Redes" en la televisión y me pareció bastante curioso lo que estaban comentando. Punset entrevistaba a un psicólogo americano (Barry Schwartz) que en su libro defendía que la felicidad o infelicidad del ser humano, en parte, depende de sí mismo.

Estamos rodeados de opciones y todos tenemos la libertad de elegir. Si quiero algo voy y me lo compro, si me gusta alguien intento estar con esa persona, y así con todo lo demás. Todos necesitamos sentirnos autores de nuestra propia vida. Y ahora viene lo complicado. Las personas que tengan un nivel de exigencia muy alto, aquellos que quieran lo mejor (la mejor casa, el mejor coche, la mejor pareja) serán más infelices que los que se conformen con algo suficientemente bueno, aunque no sea lo mejor.

Los que quieren lo mejor también necesitan conocer un mayor número de opciones hasta quedarse con la que les parezca más adecuada. Así que se pasan la vida buscando y buscando, sin llegar a elegir jamás porque nunca se deciden o cuando, por fin, lo hacen se sienten mal por creer que su elección fue errónea. Esto es bastante lógico porque ¿cómo se puede estar seguro de que lo que elegimos es lo mejor que existe? Sin embargo, las personas que se enfrenten a la vida buscando algo bueno, aunque no sea lo mejor, van a encontrarlo mucho más rápido y van a ser muy felices con su elección. Cumple nuestras expectativas y somos felices por el mero hecho de haberlo encontrado, aún sabiendo que puede haber cosas mejores, pero ¿qué más da? En mi opinión, esto no tiene nada que ver con ser conformista, creo que más bien es ser realista y práctico.

Y otra cosita que me llamó la atención fue que a la hora de arrepentirnos hay que diferenciar si el arrepentimiento es a corto o a largo plazo. Si es a corto plazo, las personas nos solemos arrepentir de cosas que hemos hecho, pero que no han dado los frutos que queríamos. A largo plazo, siempre nos arrepentimos de cosas que pudimos haber hecho, pero que jamás hicimos.

Y nada más. Me gustó lo que dijo y quería compartirlo. Deberíamos empezar a vivir sin tantas preocupaciones, a "meter la pata" si hace falta, que ya tendremos tiempo de arrepentirnos. Así, dentro de diez o veinte años, cuando miremos hacia atrás no nos quedará la amargura de saber que no hicimos nada, porque entonces sí que será demasiado tarde y ya no habrá forma de remediarlo.

miércoles, 6 de enero de 2010

Una pequeña reflexión


No quería dejar pasar este día sin hacer un minúsculo apunte sobre algo que me ha llamado bastante la atención. Sólo han pasado seis días desde que empezó el año y en esos seis días me han llamado tres amigos, que no se conocen entre sí, para contarme sus problemas. Quien me conozca un poquito sabrá que eso es algo normal en mí y que no me importa, en absoluto, ayudar a la gente que quiero. Hasta ahí es algo normal que no tiene la menor trascendencia. Lo que realmente me impactó, fue que los tres acabaran la conversación con la misma frase: "gracias por escuchar". ¿Tan mal estamos que ya ni siquiera somos capaces de escuchar a los demás? Da mucho que pensar...

viernes, 1 de enero de 2010

Un año más

En la Puerta del Sol como el año que fue
otra vez el champagne y la uvas y el alquitrán
de alfombra están.
Los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo para aceptar
que ya pasó uno más.

Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.

Marineros, soldados, solteros,
casados, amantes, andantes
y alguno que otro cura despistao.
Entre gritos y pitos los españolitos
enormes, bajitos hacemos por una vez
algo a la vez.

Y en el reloj de antaño
como de año en año
cinco minutos más para la cuenta atrás.
Hacemos el balance de lo bueno y malo
cinco minutos antes
de la cuenta atrás.

Y aunque para las uvas hay algunos nuevos
a los que ya no están echaremos de menos
y a ver si espabilamos los que estamos vivos
y en el año que viene nos reímos.

1, 2, 3 y 4 y empieza otra vez
que la quinta es la una y la sexta es la dos
y así el siete es tres.
Y decimos adiós y pedimos a Dios
que en el año que viene a ver si en vez de un millón
pueden ser dos.

En la Puerta del Sol como el año que fue
otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán
de alfombra están.